Imaginemos que estamos caminando
por la calle cuando de repente, nos clavamos un cristal en la planta del
pie. En la zona de lesión, están las fibras nerviosas que corren a informar al
cerebro de tal suceso, y unas fibras en concreto, las fibras C, informan de que
dicho suceso puede tener cierto peligro para nuestra integridad. Pero no todo
queda ahí. Si nos paramos a analizar los procesos neurobiológicos, vemos que se
producen cambios en las neuronas, como que aumenta su excitabilidad, su
eficiencia, y los estímulos cada vez generan mayores respuestas (Latremoliere
& Woolf, 2009). Lo que está pasando es las neuronas cada vez
hacen mejor su trabajo y sin necesidad de estímulos tan altos, y se convierten
en un megáfono, o amplificador.
Una vez nos enteramos del suceso y quitamos el cristal, vemos que nos molesta todo, apoyar el pie, tocar la zona de la herida…
cosas que antes molestaban, molestan ahora muuucho más, e incluso ciertas cosas
que antes no nos molestan ahora parece ser que causan algo de dolor, ¿por qué?,
si otra vez miramos a estas neuronas vemos que estas ahora envían información
más variada, es decir, la neurona que enviaba información de “algo malo pasa”,
ahora también envía la información de “algo me está tocando”, y se traduce del
mismo modo, ¡dolor!. (Latremoliere
& Woolf, 2009; Meeus & Nijs, 2007).
Una cosa curiosa es que, tuvimos
este pequeño incidente cruzando la carretera, pero como se acercaba un camión a
toda velocidad pudimos cruzarla sin ningún tipo de molestia. Empezó a doler
justo al llegar a la acera. Esto es debido a que el cerebro puede modular la
información nociceptiva mediante unos mecanismos descendentes (Kwon
et al., 2014; Latremoliere & Woolf, 2009). En este caso, bloqueo la
transmisión para salvar el pellejo, pero también puede pasar al revés, que en
vez de bloquearla, que la deje pasar con mayor facilidad. Nuestras cogniciones
y creencias pueden influir en estas vías descendentes, por ejemplo, cuando nos preocupamos
por la herida y prestamos mucha atención, nuestro cerebro pone en marcha
mecanismos facilitadores (lógico, si nos preocupamos y queremos saber que pasa,
el cerebro hará que llegue más información, y lo más rápido posible).
Todos
estos cambios producen un fenómeno conocido como sensibilización central lo
que corresponde con una mejora del estado funcional de las neuronas y circuitos
de vías nociceptivas a través del neuroeje producido por un aumento de la
excitabilidad, eficiencia sináptica y reducción de la inhibición (Latremoliere
& Woolf, 2009). La reducción de la inhibición se debe
a que, este cuadro altera el equilibrio que hay entre los sistemas descendentes
inhibidores y facilitadores del dolor, favoreciendo los mecanismos
facilitadores (Zusman,
2002).
Este
proceso normalmente es reversible y el sistema nervioso vuelve a su situación
basal, no obstante, imaginad que eso no ocurre, y que el propio sistema
nervioso central mantiene estos cambios, como si tuviéramos una lesión aunque
no la tengamos, que la cualquier información se traduzca en dolor, que nuestro
sistema de inhibición no funcione correctamente y que la información le llegue
al cerebro amplificada. Pues esto ocurre en pacientes con dolor crónico como
por ejemplo fibromialgia, migrañas o dolor lumbar (Latremoliere
& Woolf, 2009; Meeus & Nijs, 2007).
¿Podemos reconocer este proceso en los pacientes?, por suerte, hay
una serie de signos y síntomas que nos pueden indicar la existencia de este
mecanismo de dolor. Smart et al 2012 elaboró una lista con los signos y
síntomas de los diferentes mecanismos de dolor que hay, los cuales los expuse
en esta entrada. Además, Jo Nijs formuló un algoritmo para poder identificar
este proceso basándonos en los signos y síntomas (Nijs,
Van Houdenhove, & Oostendorp, 2010).
El abordaje de este tipo de
pacientes se ha de hacer necesariamente desde una perspectiva biopsicosocial,
adaptándonos a la situación del paciente y a sus emociones, creencias y
cogniciones, y como dicen Latremoliere & Woolf, 2009, la “diana del tratamiento en estas situaciones debe ser el sistema
nervioso central y no la periferia”. Es necesario que el paciente se
implique y sea el protagonista de la recuperación, y para ello debe conocer lo
que le está pasando, por lo que, una buena forma de empezar sería educar al paciente, explicarle lo que es el dolor y la sensibilización central (Torres,
2010).
Gracias a la educación, podemos actuar sobre la percepción del dolor del
paciente, sobre factores psicosociales como el catastrofismo y conseguir
cambios en el comportamiento (Nijs
et al, 2011).
Otros tratamientos que se han propuesto para trabajar sobre las percepciones
del paciente son movimientos imaginados (que
activan las mismas redes neuronales que los movimientos reales), terapia en
espejo, reconocimiento de la lateralidad, etc…(Torres,
2010)
. Destacar también el ejercicio físico, el cual debería
estar dirigido, no solo a reacondicionar físicamente al paciente, sino a alterar
las memorias del dolor, por lo que se debería consensuar los objetivos con el
paciente y afianzar lo explicado anteriormente sobre el dolor (Nijs et al, 2015).
REFERENCIAS
Kwon, M., Altin, M., Duenas, H., Lilly, E.,
Neuroscience, E. L., & Lilly, E. (2014). The Role of Descending Inhibitory
Pathways on Chronic Pain Modulation and Clinical Implications, 14(7),
656–667.
Latremoliere, A., & Woolf, C. J. (2009). Central
Sensitization: A Generator of Pain Hypersensitivity by Central Neural Plasticity.
Journal of Pain, 10(9), 895–926.
http://doi.org/10.1016/j.jpain.2009.06.012
Meeus, M., & Nijs, J. (2007). Central
sensitization: A biopsychosocial explanation for chronic widespread pain in
patients with fibromyalgia and chronic fatigue syndrome. Clinical
Rheumatology, 26(4), 465–473.
http://doi.org/10.1007/s10067-006-0433-9
Nijs, J., Lluch Girb??s, E., Lundberg, M., Malfliet,
A., & Sterling, M. (2015). Exercise therapy for chronic musculoskeletal
pain: Innovation by altering pain memories. Manual Therapy, 20(1),
216–220. http://doi.org/10.1016/j.math.2014.07.004
Nijs, J., Paul van Wilgen, C., Van Oosterwijck, J., van
Ittersum, M., & Meeus, M. (2011). How to explain central sensitization to
patients with “unexplained” chronic musculoskeletal pain: Practice guidelines. Manual
Therapy, 16(5), 413–418. http://doi.org/10.1016/j.math.2011.04.005
Nijs, J., Van Houdenhove, B., & Oostendorp, R. a B.
(2010). Recognition of central sensitization in patients with musculoskeletal
pain: Application of pain neurophysiology in manual therapy practice. Manual
Therapy, 15(2), 135–141. http://doi.org/10.1016/j.math.2009.12.001
Smart, K. M., Blake, C., Staines, A., Thacker, M.,
& Doody, C. (2012). Mechanisms-based classifications of musculoskeletal
pain: Part 1 of 3: Symptoms and signs of central sensitisation in patients with
low back (±leg) pain. Manual Therapy, 17(4), 336–344.
http://doi.org/10.1016/j.math.2012.03.013
Torres,
R. (2010). Dolor neuropático cronico. In E. Zamorano (Ed.), Movilización
Neuromeníngea (pp. 173–2004).
Zusman, M. (2002). Forebrain-mediated sensitization of
central pain pathways: “non-specific” pain and a new image for MT. Manual
Therapy, 7(2), 80–88.
http://doi.org/http://dx.doi.org/10.1054/math.2002.0442